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  • Moncho Knight

García Lorca tras bambalinas

Quizás conocemos muy bien la historia de este poeta granadino que hizo parte de la Generación del 27 en la Europa de mediados de siglo. Y sabemos que fue uno de los escritores más influyentes sin quererlo pues nunca tuvo la intención de explotar su parte literaria hasta su mediana edad.



No hay duda que hemos leído algún pasaje de su “Romancero Gitano” o “Bodas de Sangre” y nos hemos deleitado con su suave estilo simbolista, pero existen algunos hechos un tanto curiosos en la vida de Lorca que merecen ser compartidos para entender un poco más la vida de este poeta.


Podemos decir que su madre influyó en su posterior amor por la literatura pues con su calidad de maestra instauró esta corriente en su educación pero fue el poeta Juan Ramón Jiménez quien logró difundir su obra primaria y darle las alas para continuar con ella.



Lorca vivió sus primeros años en Asquerosa. Así se llamaba el pueblo a donde se mudó su familia en 1906 o 1907, y donde volverían periódicamente en las fiestas en los años venideros, por cierto, ahora no existe en el mapa pues desde 1947 se llama Valderrubio.


Era un gran pianista, cosa que no muchos conocen y casi dedica su vida a la música por completo si no es por la influencia de la poesía española y la negativa de sus padres de pagar su carrera musical en París. Aun así grabó varios discos con la bailaora hispanoargentina, “La Argentinita”.


Su estancia en la Residencia de los Estudiantes, una posada en la que convivían artistas de la época en la que se alojaban también personajes como Dalí y Luis Buñuel lo llevó a viajar por el mundo y a incursionar en campos como el dibujo y la actuación.


Cuando publicó su “Romancero Gitano” recibió críticas de sus amigos por caer en la escritura popular y corriente hasta llegar a ser llamado “El perro Andaluz”, posterior título de una película de Buñuel. Además de esto llegó a ser considerado gitano por la crítica a lo que el respondía que el tema gitano es un tema del qué hablar solamente.


Dentro de todas las excentricidades que podría realizar impulsado por su amistad en el movimiento simbólico y el naciente grupo de surrealistas, Lorca tenía una obsesión con la muerte, tema recurrente en su obra poética, por ello escenificaba su propia muerte, su entierro y hasta la putrefacción de su cuerpo, todo esto acompañado por sus compañeros de la Residencia de los Estudiantes.




De su amistad con Neruda se extrae una pequeña anécdota que el escritor chileno publica en su obra, Confieso que he vivido, en la que Lorca lo acompaña a una cena en la que una poetisa lo mira bastante. Los tres se suben a un balcón cercano y Neruda le pide a Lorca que vigile las escaleras mientras el corteja a la dama. Al querer bajar, Lorca se tropieza y cae por los escalones. De ahí le quedó una cojera de varios días como consecuencia de su aventura.

A todas estas curiosas situaciones que acompañaron la vida de Lorca podemos cerrar con la particular visión que tenía Borges del poeta granadino. Borges aseguraba que nunca le había gustado la poesía de Lorca y vehementemente decía que si había pasado a la posteridad era por su trágica muerte fusilado por la sublevación en Granada.


Son muchas las cosas que rodean la vida atormentada y compleja que Lorca llevaba. Amores, desilusiones, arte, viajes, amistades ilustres y sobre todo obras que afortunadamente nos quedan como legado del poeta de Granada.


"No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie"

Por: Moncho Knight

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